Psicoanalizarse también en vacaciones

Durante las vacaciones se produce un alejamiento de la vida cotidiana, y por tanto una ruptura con las actividades y las relaciones que sostienen la vida de cada persona. Podemos decir que aunque uno no se vaya solo de vacaciones, se produce una cierta soledad.

Si las vacaciones son vividas como una ruptura total o brusca de su rutina habitual, o bien, si se ponen demasiadas expectativas en las vacaciones, pueden producirse decepciones durante las mismas, que incluso pueden llegar a manifestarse en síntomas como: cansancio, nerviosismo, fatiga, irritabilidad, insomnio, tristeza, dolores musculares, falta de interés, trastornos digestivos, inquietud, indiferencia, entre otros.

El psíquico humano no descansa, trabaja las 24 horas, los 365 días del año, es un trabajador incansable, hasta tomarse vacaciones requiere de un trabajo para el aparato psíquico. Al cambiar los horarios y el ritmo de vida cotidiano, por ejemplo, de las comidas, del descanso, al alterar los hábitos; el cuerpo y el psiquismo se ven afectados.

Cualquier cambio tiene consecuencias. Psicoanalizarse es una manera aprender a aceptar los cambios, también en vacaciones.

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